jueves, 10 de mayo de 2007

Construyendo Comunidades

Publicado en Ulises, Mayo de 2007

Francisco Giménez Plano
Director General de Augere & Asociados y de Augere Foundation

Marketing para Seres Humanos, cuyo co-autor, Marià Moreno, hoy tenemos en nuestro Perfil, nos aporta toda una serie de conceptos sobre los que vale la pena reflexionar y que están en la línea de lo que ya en otras Tribunas hemos venido mencionando en relación a construcción de empresas con alma o, como Marià y su colega Mauricio señalan, la construcción empresarial de comunidades humanas. Les animo a que lean el libro en el que encontrarán ampliados algunos de los planteamientos que a continuación les desgrano.

Construir una Comunidad con todas las personas que interactúan con/en una organización supone la construcción de un mundo en el que esas personas deseen pertenecer y quieran permanecer. Las Personas Propietarias, Clientes, Empleadas y todas aquellas interesadas en dicha organización constituirán una Comunidad basada en su deseo de compartir un espacio común a largo plazo. Liderar la construcción y la dinamización de esa Comunidad supone una auténtica nueva frontera para el ejercicio del liderazgo en el siglo XXI y al mismo tiempo supone la oportunidad de crear una gran inimitable ventaja competitiva.

Un liderazgo constructor de Comunidades debe ser capaz de poner en acción y conjugar los mismos elementos que desde siempre han sido utilizados por las personas para construir Grupos Humanos Sostenibles.

Estos elementos son:

Dar Sentido. El Ser Humano da sentido a lo que hace cuando es capaz de conectarlo con algo más grande que el mismo.

El Ser Humano está dotado de una excepcional capacidad para formar parte de Comunidades. Sin embargo únicamente aporta su fidelidad a aquellas en las que, más allá de lo que recibe o aporta, encuentra sentido en su acción de permanencia.

Valores. Lo Intangible guía lo tangible

Aunque los Grupos Humanos puedan sentirse cohesionados por los aspectos materiales de la relación, una observación más precisa nos aporta la evidencia de que aquello que realmente cohesiona a los Grupos Humanos son sus Valores Compartidos.

Comunicar. Escuchar es previo a Hablar; la Comunicación es siempre de persona a persona

Es toda una paradoja que justo ahora, en el momento que más se “comunica”, más personas expresan que nadie las escucha, y la paradoja se hace todavía más evidente cuando buena parte de las quejas se dirigen de forma clara a los “servicios de atención”. Escuchar, entender, dialogar son acciones que sólo pueden ser llevadas a cabo de persona a persona, entre seres humanos.

Acuerdos Humanos. Un Acuerdo Humano se caracteriza por el buen trato entre todas las personas que lo llevan a cabo.

Un acuerdo es humano cuando todas las partes se han sentido bien tratadas, por supuesto eso incluye la satisfacción razonable de los objetivos que les mueven a realizar el acuerdo, pero va más allá de eso, va más allá del “qué” (el objeto del acuerdo) y se integra plenamente en el “cómo”, en todo el proceso, en todo lo que ha sucedido hasta llegar al acuerdo.

Sostenibilidad. La sostenibilidad en una relación económica se basa en la construcción de un espacio común y el deseo de compartirlo a largo plazo.

Una Comunidad deviene sostenible cuando todas las personas que la conforman están dispuestas a reeditar sus acuerdos e intercambios de manera indefinida.

Eso significa que las personas accionistas, la personas empleadas, las personas clientes, las personas proveedoras, quieran invertir, trabajar, comprar y vender permanentemente.

Crear y Compartir Valor. Crear Valor y compartirlo es un mandato social, de la vida en sociedad.

Una Comunidad debe ser capaz de generar el suficiente Valor para que todos sus miembros encuentren aquello que buscan con su pertenencia. Para ello todos sus habitantes deben aportar valor y al mismo ser conscientes de que no pueden desear un retorno de valor total, maximizado, desde la Comunidad, una parte del valor creado debe ser compartido. Compartir ese valor resulta clave ya que es evidente que ninguna Comunidad prospera si sus miembros se limitan a pagar las cuotas, usar los servicios y ocuparse exclusivamente de sus asuntos.

Crear un Vínculo Amplio. Las personas desean establecer vínculos amplios con las Comunidades a las que pertenecen.

La creación de un Vínculo Amplio con las personas que forman una Comunidad supone proyectar la relación más allá del objeto estricto que la dinamiza.

Crear un vínculo amplio con las personas accionistas supone además de asegurar un retorno financiero adecuado, transmitir el hecho de que la organización está haciendo todo lo necesario para preservar cuanto debe ser preservado.

Con las personas empleadas además de la obviedad del salario supone colaborar tanto en su desarrollo profesional como personal.

Con las personas clientes supone ofrecer un “más allá” del acto de consumo, dotando al producto de variables humanas, las variables que conectan con la emoción social.

Con las personas proveedoras supone además de pagar las facturas, ofrecer un horizonte de colaboración a largo plazo.

Acompañar. Lo relevante es que las personas se sientan constantemente acompañadas en la evolución de la satisfacción de sus necesidades.

Acompañar supone literalmente ponerse al lado de la otra persona, caminar con ella y compartir su camino. Va más allá de la satisfacción de los intereses presentes, supone la generación de la posibilidad de construir juntos el futuro, de participar, desde la creación compartida, en la evolución de las necesidades de las personas de la Comunidad, y de aportar la confianza de ser capaz de satisfacerlas.

Información. En el futuro toda la información tenderá a ser información relevante.

La construcción de una Comunidad requiere que todas las personas sientan que disponen de toda la información relevante, y que además esa información es veraz. Informar en el siglo XXI supone derribar muros y sustituirlos por amplias cristaleras. La aportación de la información relevante, su veracidad, el ejercicio permanente de la transparencia son piedras angulares de la Construcción de Comunidades.

Libertad. La libertad es un hecho cuando las personas libremente pueden desear pertenecer, pueden desear permanecer y también pueden desear no permanecer.

La libertad es la capacidad de influir sobre el propio destino. La pertenencia a la Comunidad se fundamenta en una renovada y permanente satisfacción de los intereses de sus habitantes, articulada por unos valores compartidos, al tiempo que se materializa en unas prácticas orientadas permanentemente a la sostenibilidad. Y todo eso no tendría, justamente, sentido en un marco de privación de libertad.

Permítanme añadir que todas y cada una de estas reflexiones están sostenidas con argumentos y ejemplos, que no tienen por qué ser compartidos, pero que son reflejo de lo que algunas de las empresas líderes están haciendo en sus propios contextos. No se trata de ser buenos chicos, altruistas e idealistas. Aunque sí de hacer las cosas siempre un poco mejor o, si somos algo más ambiciosos, mucho mejor. Pero sobre todo se trata de liderazgo, simplemente. Porque sabemos con certeza que las empresas líderes son aquellas a las que las personas desean pertenecer y permanecer.

martes, 1 de mayo de 2007

Parar, para ponerse en acción

Publicado en la revista Expresión Aragonés, Mayo de 2007

Francisco Giménez Plano
Director General de Augere & Asociados y de Augere Foundation

La empresa se ha convertido en la institución más influyente que existe hoy en día en las sociedades avanzadas, con un poder que en lo macro llega a ser superior que el de muchos gobiernos, y que en lo micro se convierte en el elemento articulador, entorno al cual organizamos nuestras vidas.

Como consecuencia de ello, en el mundo empresarial podemos apreciar los reflejos de las expectativas, deseos, necesidades y, hasta cierto punto, derechos, proyectados por la sociedad de la que forman parte. La empresa se convierte así en una muestra sociológica de su comunidad.

La responsabilidad social de la empresa, la búsqueda del equilibrio entre vida personal y profesional, la demanda de mayor participación en los procesos de creación, toma de decisiones, planificación y ejecución, el acceso y disfrute de determinados beneficios como retorno por la aportación de valor de sus miembros, etc. son parte de la proyección de una sociedad que ha evolucionado, de la necesidad de cubrir determinadas necesidades básicas de tipo material (sin olvidar que muchos de sus miembros desafortunadamente siguen aquí), a otras que tienen que ver más con la realización personal y profesional.

En definitiva, estamos hablando de la humanización de la empresa frente a la mecanización del ser humano. Este proceso de humanización se basa en una visión más integral u “holística” de la persona, a la que no se ve exclusivamente en su faceta profesional.

Tratamos, por tanto, de encontrar un equilibrio entre las diferentes caras del poliedro que es nuestra vida, buscando coherencia entre los ámbitos de nuestra vida que más nos importan, tales como la familia, la relación de pareja, la salud, las amistades, el ocio, el desarrollo personal, el desarrollo espiritual, nuestra responsabilidad individual con la sociedad, nuestra formación y, por supuesto, nuestro trabajo y el desarrollo de nuestra carrera profesional.

En nuestra actividad diario con directivos y equipos directivos de empresas, vemos la interdependencia de todos estos elementos y cómo es fundamental que exista, no sólo equilibrio entre ellos sino, además, satisfacción por cómo están formando parte de nuestra vida, ya que el impacto e influencia entre ellos es evidente.

Tratar de crear “departamentos” estancos entre estas diferentes facetas de nuestra vida, pretendiendo que unas no se miren a las otras es completamente absurdo y crea disfunciones graves en nuestro desempeño efectivo como profesionales y directivos. Vivir, por ejemplo, sólo para el trabajo o sólo para la familia, es como caminar veinticuatro horas al día, siete días a la semana, a la pata coja. Acabaremos generando un músculo desproporcionado en una parte de nuestro cuerpo, y distrofia en la otra.

Como directivos es muy habitual encontrarnos con un enfoque y dedicación desproporcionados (en relación a la dedicación que damos al resto de las áreas de nuestra vida) al trabajo. Culturalmente se ha establecido la creencia de que el éxito en la vida viene determinado por el lugar que somos capaces de llegar a ocupar en el escalafón profesional, cuestión que, evidentemente, también va asociada a la disponibilidad de unos determinados recursos económicos. Es por ello, que tener claro qué entendemos por éxito será fundamental para tener una vida satisfactoria y plena.

Si piensa que existe este desequilibrio en su vida, si tiene el más mínimo indicio, vale la pena que averigüe qué hay detrás, cuál es el motivo, muchas veces oculto, que está manteniendo esta situación y por lo que esto es así. Vale la pena preguntarse qué está obteniendo a cambio y, por supuesto, a qué está renunciando. No lo dude, toda elección implica una renuncia.

He de decirles que observarse y cuestionarse no resulta cómodo: cuanto más rascas más pica. A veces lo que descubrimos llega a ser incluso doloroso. Pero se trata de un ejercicio valiente, de compromiso y coherencia con uno mismo y de honestidad con el entorno. Conocerse a si mismo requiere parar, detener la acción en la que nos vemos envueltos a diario, y reflexionar.

Les propongo iniciarse en este reto con un sencillo ejercicio. Dividan un círculo en tantas porciones como aspectos de su vida tienen importancia para ustedes (el trabajo, la familia, los amigos, el ocio, la salud, o cualquier otro de los nombrados anteriormente o que a usted se le ocurra). Puntué cada uno de ellos de 0 a 10 en función de su nivel de satisfacción en este momento en su vida. Una con una línea los puntos dados a cada una de esas porciones que representa un aspecto de su vida. El resultado debería ser lo más parecido a una rueda. Pregúntese, si ésta fuera una de las ruedas de su bicicleta, cómo rodaría.

Es posible que detecte notables desequilibrios entre unos aspectos, en los que se siente plena satisfacción, y otros, de los que no lo sienta tanto; esa rueda no rodaría de forma muy fluida ¿vedad?; y le gustaría incrementar su satisfacción con respecto a alguna de estas facetas de su vida. Reflexione sobre cómo sería si en ese aspecto de su vida tuviera dos o tres puntos más; ¿se lo imagina?. Piense ahora que tendría que hacer para lograrlo. Plantéese, igualmente, además de lo que conseguiría, a qué tendría que renunciar. Valórelo y póngase en acción. Merece la pena.